Transgénicos, cancer y otros males
Revolución verde, agroquímicos, biotecnología moderna,
transgénicos..., una misma filiación que nos lleva a la decadencia
Silvia Wú Guin* y Fernando Alvarado de la Fuente**
Los oncólogos estadounidenses Dr. Th. Slage y Dr. R. Shearer,
del Centro de Investigación Hutchinson, en Seattle (Washington),
precisaron en marzo de 1976, que el 80% de las enfermedades
cancerosas en el ser humano, son causadas por los productos
químicos en el ambiente y el 20% por productos químicos en los alimentos.
La OMS en 2002 precisó que el número de personas que murió
de cáncer alrededor del mundo,7.6 millones, fue superior a los
5.6 millones que en total murieron por VIH/SIDA, malaria y tuberculosis.
El cáncer es pues actualmente, el riesgo permanente que
amenaza nuestra salud. Para analizar las causas, sólo detengámonos
en el dato de los expertos que indica que el 20% del cáncer es
causado por los productos químicos en los alimentos.
Recordemos a su vez, que el origen y el estilo de producción
está marcado por varios enfoques. ¿Cuál de esos enfoques
de producción revelarán atajos hacia el cáncer ¿la agricultura
ecológica? ¿la "revolución verde" con sus agroquímicos sintéticos?
¿la biotecnología "ultra moderna" con sus semillas transgénicas?.
Veámoslo por partes
La revolución verde
Hace 50 años que se viene impulsando la llamada "revolucion verde",
basada en un paquete tecnológico con uso intensivo de productos
químico-sintéticos, dentro de los cuales destacan los abonos
nitrogenados, los pesticidas de amplísima especialización y las
semillas mejoradas y en la ultima década las transgénicas.
El profesor W. Schuphan (1971), director del Instituto Nacional
de la Investigación de la Calidad, de Geisenheim (Rhin), describe
el círculo vicioso al que nos somete la agricultura de la revolución
verde "El uso exagerado de fertilizantes nitrogenados provoca
un alto grado de susceptibilidad a contraer enfermedades o
parásitos en las plantas alimenticias. Esto obliga a un empleo
masivo de pesticidas químicos. Además el alto contenido de
nitrógeno (que utiliza la agricultura convencional) reduce los
minerales y las vitaminas en las plantas, tan necesarias para
la salud del hombre".
A partir de ello, lo que nosotros observamos además, no sólo
es un círculo vicioso, más bien, una espiral ...
Nitratos y cáncer
La evidencia científica nos indica que existe una correlacion
directa entre el consumo de alimentos, o de agua, con exceso
de nitratos y la ocurrencia de cánceres gástricos y la elevada
mortalidad durante los primeros días de vida de los neonatos
cuando sus madres ingirieron altas cantidades de nitratos,
debido principalmente a malformaciones que afectan el sistema
muscular, el óseo y el nervioso central (CRIE, 2002).
Los nitratos también pueden formar compuestos cancerígenos
con ciertos residuos de plaguicidas, como con los dicarbamatos (fungicidas).
Plaguicidas y demás males en la salud
El uso de pesticidas por parte de la revolución verde ha venido
generando reducción de la fertilidad masculina, enfermedades
neurológicas, reducción del crecimiento, anormalidades fetales,
síndrome de fatiga crónica en niños y mal de Parkinson.
Por supuesto, también está contribuyendo enormemente
al incremento del índice de cáncer, ya que, los residuos de
pesticidas están entre las tres mayores causas de cáncer.
Las mujeres con cáncer de mamas tienen cinco a nueve
veces más frecuencia de tener residuos de pesticidas en
su sangre que aquéllas que no. Estudios previos demostraron
que aquéllas con exposición laboral a pesticidas tienen tasas
más altas de cáncer.
Por su parte, el gobierno británico encontró residuos de
pesticidas en un tercio de los alimentos y más grave aún,
más de un agroquímico en manzanas, pan, lechugas, papas
y fresas; el uso de más de un agroquímico potencia los efectos adversos.
La revolución verde y la biotecnología moderna
de los transgénicos
Los defensores de los transgénicos podrían sentirse
aliviados porque sólo hemos referido las consecuencias
de la primera etapa de la revolución verde, las que ya no
se pueden acallar ni ocultar pues al cabo de más de 40 años
la suma de evidencias es abrumadora, los daños cuantiosos
y hasta los científicos pro-transgénicos aceptan esta realidad.
Así por ejemplo, en una entrevista periodística aparecida en
el diario oficial El Peruano (5 agosto 2008), un conocido
científico asegura que "No hay debates sobre los fertilizantes
y los insecticidas químicos. Tenemos manzanas bellas,
pero llevan insecticida dentro,... lo cual es probadamente
dañino y produce cáncer". Lo peculiar de la entrevista no
radica en que los científicos admitan ahora el perjuicio de
los agroquímicos sintéticos, lo singular es que traten de
hacer un deslinde entre agroquímicos sintéticos y transgénicos
como si tuvieran un origen distinto y una perspectiva diferente.
Lo verídico es que agroquímicos sintéticos y transgénicos
comparten una misma genealogía y, es nuestro deber difundirlo.
Las semillas transgénicas basan su visión en el mismo sistema
impulsado por la revolucion verde de los años 50, esto es,
el uso de fertilizantes y pesticidas químicos de síntesis.
Sólo han variado las semillas mejoradas por las semillas
transgénicas; todo lo demás sigue siendo válido, aunque
pretendan decir que se usará menos.
Compartiendo los mismos progenitores, los estudios
demuestran que los alimentos transgénicos son inclusive
más peligrosos, pues las características de su resistencia
no son externas, sino han sido incorporadas al interior de
su mapa genético. Así, la semilla transgénica de maíz Bt
está preparada para resistir plagas porque cada una de sus
células contiene el Bacillus thuringiensis, una bacteria que
produce sustancias tóxicas para los insectos.
En consecuencia, el uso de agroquímicos ya no sólo se
restringe a las aplicaciones externas, sino están incluidas
en la genética de lo que pretenden sean nuestros alimentos
cotidianos. En los países desarrollados en donde se consume
soya transgénica se observa un incremento sustancial en las
alergias a este alimento. Otra observación es la resistencia
a antibióticos y, fuera del ámbito de la salud, la destrucción
de la biodiversidad, la inseguridad alimentaria (ver artículo
"Los alimentos transgénicos como falsa solución al hambre"
de Sacha Barrio) y el control de las semillas por unas pocas
compañías se suma a la lista de consecuencias indeseables
(ver artículo ‘Transgénicos: el prontuario criminal de Monsanto’,
de Fernando Glenza).
Según la OMS, el cáncer aumentó en 19% en todo el mundo
entre 1990 y 2000, principalmente en los países en desarrollo.
¿Será porque en nuestros países cada vez usamos más
agroquímicos y los países desarrollados procuran usar menos
y cada vez consumen más alimentos ecológicos?
La agricultura ecológica
¿Realmente no hay otra solución tecnológica? En realidad
sí existe y ha existido desde siempre y se llama agricultura
ecológica. Si observamos el enfoque de la agricultura ecológica,
ésta procura usar técnicas compatibles con las leyes de la
naturaleza, prohíbe el uso de fertilizantes, pesticidas químicos
de síntesis y transgénicos por lo que la exposición al peligro de
enfermedades tan graves como el cáncer disminuye.
A la par, los estudios científicos refieren que la calidad nutricional
de los productos ecológicos es muy superior a la calidad de
los productos obtenidos con la revolución verde, también
denominados convencionales. Esta mayor calidad biológica
de los alimentos ecológicos se ha comprobado en diferentes
pruebas biológicas. La más antigua se realizó en Nueva Zelanda
en los años 40 (Daldy, 1940), donde se comparó el efecto
de la dieta ecológica en escolares, a los cuales se les suministró
estos alimentos durante dos años. Al cabo de este tiempo,
se comprobó que su salud dental era mucho mejor, presentaban
mayor resistencia a la fractura de huesos, la incidencia de gripe
y resfriados habia disminuido notablemente, su tiempo de
convalescencia era menor y su salud en general era mucho mejor.
Por supuesto que esta evidencia fue negada por décadas,
tal como se negó el efecto dañino del tabaco en los años 50
(ver artículo Tabaco y transgénicos con T de trampa",
de Fernando Alvarado), dándose a conocer estudios que
afirmaban "los alimentos ecológicos tienen la misma
cantidad de nutrientes que los convencionales", los cuales
fueron difundidos por científicos mercenarios.
A mediados de los años 70, los trabajos de Schuphan
(Schuphan, W. 1975. "Yield Maximization versus biological value".
Qual. Plant. 24, 281-310) como resultado de 12 años de
investigación, mostraron que los productos ecológicos
superaban a los convencionales en el contenido de
proteínas (18%), vitaminas (28%), azúcares totales (19%)
y en minerales, como el hierro (17%), potasio (18%),
calcio (10%) y fósforo (13%). A la par, se demostró
que los alimentos ecológicos nos aleja de componentes
indeseables porque llevan 93% menos de nitratos,
42% menos de aminoácidos libres y 12% menos de sodio.
Los estudios realizados por la Rutgers University (Heaton, 2002)
de Reino Unido, prueban la superioridad de las hortalizas
ecológicas en el contenido de minerales, el cual es mayor
en 10 y 50 veces al contenido de aquellas convencionales
que se han obtenido por la revolución verde.
Otros estudios realizados en Reino Unido en 1992 concluyeron
(Heaton, 2002) que una mejora en el suministro de vitaminas
y minerales a través de alimentos ecológicos, podría reducir
el cáncer en un 20%, las enfermedades cardiacas en un 25%,
la artritis en un 50% y el alcoholismo en 33%.
En 2007, oficialmente, y luego de un estudio de dos años
que costó 20 millones de dólares a la Unión Europea, se
reafirmó que los alimentos ecológicos son mucho mejores.
Entre muchos resultados se dio a conocer, por ejemplo,
que los alimentos ecológicos pueden tener de 20% a 90%
más antioxidantes, sustancias que tienen la cualidad de ser
anticancerígenas.
Igualmente convincente resultan los estudios con seres
humanos alimentados con productos ecológicos, los cuales
demuestran efectos provechosos reales sobre su salud.
Así se tiene que, las terapias alternativas para curar el
cáncer han logrado buenos resultados basándose en el
consumo exclusivo de alimentos orgánicos (Independent Science Report, 2007).
Las terapias nutricionales anti-cáncer buscan evitar en lo posible
contaminantes y toxinas, y más bien, promueven el consumo
exclusivo de alimentos ecológicos para aumentar la ingesta de nutrientes.
Conclusión
La revolución verde dio a luz agroquímicos con el argumento
de ser la salvación y el camino para la obtención de grandes
cantidades de alimentos; la historia ha demostrado que ni han
logrado incrementar sostenidamente la producción ni por tanto-
han resultado ser la salvación al hambre del mundo.
La biotecnología moderna con sus transgénicos, tiene la
misma raíz de origen y se presenta con el mismo argumento
¿deberíamos ser igualmente crédulos y admitir su promoción en el Perú?
La buena memoria, el buen criterio y la sensatez nos lleva a
recomendar y preferir el consumo de alimentos ecológicos
que ya tenemos en las bioferias (Miraflores, San Isidro en
Lima y, en las ciudades de Huancayo y Huánuco), también
en las casas de comercio justo (Kantu, en Lima; Qosqowasinchis,
en Cusco; La Casa del Corregidor, en Puno), el Punto Justo y
Sano de San Borja y la BioTienda en Miraflores.
Evitemos los alimentos convencionales, especialmente
los más fumigados con pesticidas como el tomate,
la cebolla, la papa, la manzana y la fresa. No consumamos
alimentos transgénicos que predominan en los alimentos
procesados con soya, maíz y canola.
Finalmente, exijamos la moratoria por cinco años al ingreso
de transgénicos al Perú y también, la promulgación inmediata
de la Ley del etiquetado, con la cual podamos conocer aquellos
alimentos que contienen transgénicos en su composición,
propuesta ya presentada pero que actualmente duerme en el Congreso.
Sumemos voluntades y esfuerzos, la sociedad civil
es mayoría y podemos hacer valer nuestros derechos
10 agosto 2008
* Directora Ejecutiva RAE Perú, silviawuguin@hotmail.com
**Presidente Centro IDEAS, Vice Presidente RAE Perú, bioferdi@hotmail.com
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